Hoja de ruta: Madeira, días cuatro y cinco

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Me encuentro ahora mismo en el Aeropuerto de Madeira. Aquí llegué el domingo 6 de agosto a las 10:00 h y, seis horas después, aún sigo a la espera de conocer la hora de regreso a Gran Canaria. El viento ha impedido que operen aviones y son muchísimos los pasajeros pendientes de iniciar su regreso a casa o de comenzar con sus vacaciones en otro destino.

A primera hora de la mañana andaban por aquí los Simone Tempestini, Jean-Pierre Nicolas, personal del Tour European Rallye y, seguramente, muchos de los internacionales que visitaron el Rallye Vinho Madeira. Y por aquí seguirán, ya que en el momento de redactar estas líneas no se ha movido ni un ‘pájaro’.

Pero volvamos al viernes, ya que el anterior capítulo lo había dejado en la última hora del jueves. El despertador sonó esta vez un poco antes, concretamente a las 7:00 h. Es un rallye poco madrugador, así que se puede descansar algo entre etapa y etapa.

El objetivo era ver un par de tramos del total de ocho, principalmente para llegar sin agobios al podio final. Puse rumbo a la salida del primero de ellos, Cámara de Lobos. No era un lugar muy especial, pero al menos me permitió descubrir por el camino rincones que difícilmente hubiese visto. Allí pude ver por última vez a Stéphane Lefebvre, agresivo a su paso con el R5. Minutos antes el coche cero, un Ford Escort MKII, perdía la rueda delantera derecha justo delante de mí… y ahí se quedaba. La agilidad de la organización propició que la especial no se retrasase ni un minuto.

De ahí puse rumbo a la especial de ‘Rosário’, pero al llegar allí estaba atestada de público. Además de que aparcar iba a ser complicado –ya con el tramo cerrado- un policía me dijo que había que caminar unos 20 minutos. Con diez kilos a la espalda y cerca de 30º C mi vista se fue al mapa y a los horarios. Y no me arrepentí.

Puse rumbo a la especial de ‘Ponta do Sol’. El sábado los tramos se abrían entre pasada y pasada. Accedí por un punto intermedio y lo reconocí a la inversa, hasta dar con un lugar clave. Los organizadores montaron una especie de zona espectáculo natural por la cual los coches pasaban ‘casi’ por un mismo punto en menos de 30 segundos. Pude aparcar a unos escasos 100 m y la luz era ideal. El colorido que aportaban los aficionados y unas casas ruinosas fueron el condimento ideal. Un cierre bonito ‘en la carretera’ en mi primera visita al ‘Vinho Madeira’.

Luego, rumbo al podio final para captar la imagen definitiva de esta edición y que tantas veces había visto en vídeos y fotografías. El podio final está situado junto al Club Sports da Madeira, en su acera están grabados todos los nombres de los ganadores del rallye, al menos hasta su edición de 2008. En el podio, lo de siempre… batallar por encontrar un hueco. Lo de todos los lugares, vamos. Y desde ahí puse rumbo al Pestana CR7 Hotel, donde estaba la sala de prensa, para entregar el peto y despedirme de un equipo caracterizado por su amabilidad y hospitalidad.

Había que poner rumbo al hotel. A pesar de estar a unos kilómetros de casa tocaba realizar y enviar un par de notas de prensa de la Subida a Barlovento celebrada en La Palma y terminar de finiquitar la parte informativa del Rallye Vinho Madeira. En la cena no ‘arriesgué’; no había bolo de caco en O Garrafao, pero sí disfruté de mi última Brisa Maracujá acompañada de un plato de pasta bien contundente.

Horas, ¿de regalo?
El vuelo NT913 operado por Binter tenía su fecha de despegue a las 13:15 h del domingo 6 de agosto. Esto me iba a permitir descansar un poco durante la mañana. Desayuno relajado en el Hotel Orquídea y, de ahí, recogida de equipaje y material para tomar por última vez el Ford Fiesta que me ha acompañado en esta experiencia. Por cierto, 80 CV se hacen muy pocos en este terreno. Repostaje, a un precio aproximado de 1,50€/litro la ‘sin plomo 95’, y rumbo al ‘Cristiano Ronaldo Airport’.

Todo bien hasta que me sorprende una impresionante cantidad de gente en la terminal. Echo un vistazo a la pantalla y me sorprende todavía más una serie de vuelos retrasados y cancelados. Cierto que la ‘ventolera’ fuera era importante, pero no pensaba que fuese para tanto.

Mi check-in es normal, en tiempo y hora, aunque la azafata nos avanza que el vuelo puede sufrir alguna demora. A las 12:30 h nos indican nuestro ‘Gate number’: 3. Pero nada, al poco tiempo nos marcan que sufre retraso. A las 14:00 h nos avisan por megafonía para que acudamos, esta vez, a la puerta 5. Allí nos entregan un ‘vale’ por valor de 18€ para almorzar.

No entran vuelos, y no salen porque literalmente la pista está desierta de aviones. Casi al unísono, los más madrugadores son avisados para su traslado al hotel. En mi caso, mi vuelo ha pasado a tener hora de salida las 19:25 h. Si se cumple, serán algo más de seis horas de retraso. Visto el panorama, dudo de que se haga realidad mi viaje de regreso a casa en el día de hoy. La esperanza, en el momento de escribir esta página, es que el avión que debe de llevarnos de regreso debería salir a las 17:30 h desde Gran Canaria, si no lo hace, unas horas más ¿de regalo?

Gracias por seguirme en mi experiencia al Rallye Vinho Madeira 2017

Author: 
Motor a Diario
Date: 
16-08-2017